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sábado, 5 de diciembre de 2009

Orígenes del carnaval


No se conoce con total exactitud cual es el verdadero origen de las fiestas de carnaval. Todas las teorías apuntan como algo muy probable a que se remonte a las fiestas paganas, que se realizaban en honor a Baco, el Dios del vino, a las saturnales y las lupercales romanas, o las que se realizaban en honor del buey Apis en Egipto.

Hay algunos historiadores que lo hacen remontar a los celtas y hay quien ha identificado parte de su origen en el culto al Momo, dios griego de la burla y el sarcasmo.

Pero sin ningún género de dudas, hay que hablar de las Lupercales y de las Saturnalias romanas, dentro de su ciclo festivo de invierno, para poder ver algunos antecedentes remotos a estas fiestas del Carnaval y otras similares

Enfocar el origen del carnaval en torno a las Saturnalias es mas por las similitudes entre ambas fiestas que por su época, ya que se celebraban en diciembre. Durante estas fechas en la que estaba prohibido trabajar, salvo en la cocina, se hacían grandes comidas comunales, eligiéndose a un rey (que solía ser el más tonto) al que se le permitía de todo durante su corto reinado. Cuando pasaban las fiestas el rey era sacrificado (al principio de manera real, y posteriormente de forma simbólica).

Sin embargo las Lupercales si se celebraban en febrero en honor del dios Lupercio, divinidad que estaba relacionada con el lobo, y el dios Fauno. La fiesta consistía en que los Lupercos (sacerdotes de este dios) se untaban la frente con la sangre de un macho cabrío y con la piel del animal hacían látigos. De esta manera vestidos con pieles de chivos iban por las calles de Roma golpeando a las personas que encontraban. Las mujeres sin hijos creyendo que así conseguirían la fertilidad deseada, acudían a ser golpeadas por los látigos de los Lupercos.

Luego se iniciaba un periodo de purificación que daba nombre al mes de febrero (derivado de febraure, purificar). Estas fiestas se mantendrían hasta fines del siglo V siendo sustituidas por una fiesta dedicada a la purificación de la Virgen lo que conocemos hoy como La Candelaria.

Es en la Edad Media cuando esta fiesta adquiere más fuerza formando parte del ciclo litúrgico cristiano. De esta manera el carnaval aparece claramente vinculado con la cuaresma, conviviendo de manera complementaria una fiesta pagana con el culto religioso cristiano, pero siempre bajo un enfoque final de que el bien vence al mal.

Hay teorias que señalan que esta la justificación del carnaval es la vuelta de todo a su cauce, en el que el Orden vence al Caos.

El origen de la palabra carnaval

Según algunos estudiosos la palabra carnaval procede de «carrus navalis” o representación que en las Calendas de Marzo celebraban los romanos en honor de la diosa Isis, con procesiones, disfraces y exhibiciones de barcos arrastrados por la tierra.
Otros señalan que el término carnaval proviene del latín medieval "carnelevarium", que significaba "quitar la carne" y que se refería a la prohibición religiosa de consumo de carne durante los cuarenta días que dura la cuaresma.
Relacionado con este enfoque se consideraba las Carnestolendas como el tiempo de privación de la carne y de obligado ayuno el Entroido (entrada) como la época previa a la Cuaresma y en la que estaba permitido comer carne. Expresión que se conserva en Galicia (Entroido), Asturias (Antroxo), en partes de León y de Zamora (Antroido) así como en Portugal (Entrudo).

La palabra Carnestolendas era usada por los mozárabes y por los cortesanos castellanos ya en el siglo XIII con pequeñas variantes. Posteriormente en el siglo XIV se usa el termino “carnal” para designar a estas celebraciones, derivando a lo largo del XVI hacia el término carnaval de clara procedencia italiana “carnevale“ que a su vez proviene de “carnevalere” (quitar la carne).

El carnaval en Emerita Augusta

No tengo conocimiento sobre si los grandes historiadores que trabajan en investigar como era la vida romana en Emerita Augusta, si tiene documentada alguna información acerca del carnaval de aquella época.

No obstante, resulta fácil deducir, que si Emérita Augusta fue fundada como una ciudad de descanso y reposo, en el que se daba culto a todo tipo de placeres y actividades de ocio, como los numerosos monumentos así lo confirma: teatro, anfiteatro, circo, baños públicos…, debemos pensar que las fiestas romanas precursoras de nuestro carnaval deberían tener gran poder de convocatoria en nuestra ciudad.

Como confirmación de esta teoría podemos recoger la opinión al respecto vertida por el Cronista Oficial de Mérida José María Álvarez Martínez, quien señala que nuestro fundador y primer emperador, Octavio, hombre adusto, pero comprensivo con los jolgorios populares, en los que acostumbraba a darse baños de multitud y que, por documentos que se nos ha conservado, no le hacía ascos precisamente a esta fiesta que se desarrollaba a lo largo de los cuatro días reglamentarios, que luego llegaron a ser siete. Las chanzas, bromas y los comentarios jocosos sobre personajes públicos se enlazarían sin solución de continuidad, como ahora, pues todo estaba permitido.

Nos encontramos por tanto con una fiesta que tiene tanta antigüedad como la propia ciudad, ¡ahí es nada!. Lástima que este impagable valor histórico y cultural no sea valorado lo justamente que debiera por la sociedad emeritense en general. Posiblemente porque no se haya sabido transmitir esas señas de identidad propias y exclusivas a nuestro carnaval, que todo es posible.

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